Poema de Rafael Parra Barrios dedicado a los abuelos, hijos y nietos
El hogar de los abuelos
En el regazo de la noche,
en el albor del conticinio,
me acompaña la oración,
que ofrendo a mis hijos;
párvulos y nietezuelos,
que ya, no tan niños,
andan en sus vuelos.
Ellos nunca fueron míos,
si de la libertad,
fuente de su propia luz.
En la antinomia filosófica,
florece la verdad,
ondean odas y banderas;
y la pluma,
mojada en el tintero,
colma de versos el cielo.
Estarán allí, existirán,
ícono de benditos tiempos,
su exégesis,
colma de versos el cielo.
Estarán allí, existirán,
ícono de benditos tiempos,
su exégesis,
marcará el rumbo,
quienes somos,
quienes somos,
donde estamos
y hacia donde vamos.
Identidad trascendente,
que avizora lo que viene,
cual brújula de la historia
que aupa a la gente.
Oh capuyos de mi vida,
jardín florido, están en mi,
siempre lo estarán,
en el frondoso parral,
y hacia donde vamos.
Identidad trascendente,
que avizora lo que viene,
cual brújula de la historia
que aupa a la gente.
Oh capuyos de mi vida,
jardín florido, están en mi,
siempre lo estarán,
en el frondoso parral,
aprendieron a vivir
y a conquistar el honor,
al compás de sus anhelos
en el hogar de los abuelos.
y a conquistar el honor,
al compás de sus anhelos
en el hogar de los abuelos.
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